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GLORIFICANDO A DIOS
Octubre- 9- 2011- Salmos 28- 34
	Glorificar es enaltecer, exaltar sus atributos, hacer ver grande a alguien. En este caso glorificara a Dios es hacer quedar en alto su nombre. El glorificar a Dios es mucho más que una simple frase de cajón, es hacerlo con nuestros hechos. Mateo 7: 16 “Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos?” nuestro comportamiento es la mejor manera de glorificar a Dios. Glorificar a Dios es una actitud. No solo decir gloria a Dios, hay muchos que se machucan un dedo y dicen: gloria a Dios; por cualquier cosa gloria a Dios, aunque saben que con su comportamiento no lo están glorificando. Es lo  mismo que pasa con la palabra alabar; alabar significa destacar las cualidades de una persona, por ejemplo una madre que alaba a su hijo, siempre trata de de dar a conocer todo lo bueno que su hijo hace; ella dice: mi hijo es el mejor cantante, es muy buen hijo, es una maravilla pintando. Etc.

Por lo tanto si le decimos a una madre que alabe a su hijo ella no va a decir, te alabo hijo, solo con esa expresión no lo estaría alabando; lo mismo pasa con la mayoría de los cristianos, creen que por decir te alabo Dios, ya lo están alabando.

Glorificar a Dios por lo tanto es mucho más que una simple frase de cajón. Es ser recomendable, es decir que las demás personas nos puedan recomendar en todas las áreas de nuestra vida por mencionar solo algunas, como:

1.      Amigo: que tal amigo eres, ¿eres confiable?

2.      Padre: los demás quieren aprender de ti, y los otros te quisieran tener como padre

3.      Trabajador: eres honrado con el tiempo, cumples, con tus funciones

4.      Cristiano: y tal vez esta es una de las pruebas de fuego, ¿los demás si nos recomiendan como cristianos? nuestra vida refleja lo que decimos ser, o solo somos la burla de los demás; o lo que en muchos fallamos ¿si somos útiles para Dios?

Una vida que glorifica a Dios:

1. Despojarnos de toda hipocresía: V 3 “No me arrebates juntamente con los malos, Y con los que hacen iniquidad, Los cuales hablan paz con sus prójimos, Pero la maldad está en su corazón.” No podemos hablar maravillas de Dios, y a la vez estar llenos de maldad.

2. Dar la gloria a Dios: 29: 1-2 “Tributad a Jehová, oh hijos de los poderosos, Dad a Jehová la gloria y el poder. 29:2 Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad” solo cuando tenemos un corazón limpio delante de Dios podemos darle la gloria a Dios con nuestros actos. Una persona con un corazón manchado se toma para si toda la gloria, cree que es por el los logros que ha conseguido.

3. Confesar nuestros pecados: 31: 5 “Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; Y tú perdonaste la maldad de mi pecado.” La única forma de ser purificados es a través de la confesión. Solo los tercos se encaprichan y no quieren aceptar que han fallado. V 9 “No seáis como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, Que han de ser sujetados con cabestro y con freno, Porque si no, no se acercan a ti.” Es mejor pasar un momento de la ira de Dios, Que soportar toda una vida de alejados de él. 30: 5 “Porque un momento será su ira, Pero su favor dura toda la vida. Por la noche durará el lloro, Y a la mañana vendrá la alegría.”

RAZONES POR LAS CUALES DEBEMOS CONFESAR NUESTRO PECADO

1.      Nuestra alabanza es hermosa: 33: 1-3 “Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza. 33:2 Aclamad a Jehová con arpa; Cantadle con salterio y decacordio.
33:3 Cantadle cántico nuevo; Hacedlo bien, tañendo con júbilo.” El propósito de la alabanza es alegrar el corazón de Dios, sacarle una sonrisa de sus labios, y no una mueca de dolor. Solo una alabanza en santidad alegra el corazón de Jehová.

2.      Jehová nos protege: 34: 7 “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
Y los defiende”

3.      Pelea por nosotros. 35: 1 “Disputa, oh Jehová, con los que contra mí contienden; Pelea contra los que me combaten.”

4.      El pecado quita fuerzas, debilita: 31: 10 “Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido.”

El pecado envejece los huesos: 32: 3 “Mientras callé, se envejecieron mis huesos
En mi gemir todo el día.” Llega el desanimo y se refleja en nuestro rostro.

CONCLUSION:

Como buenos cristianos es necesario que glorifiquemos a Dios con nuestros actos, glorificar a Dios es una forma de vida a agradable a él.

El pecado debilita, envejece y después lleva a la muerte.