A través de nuestros ojos le llevamos información al cerebro, el cual le da la interpretación respectiva y emite una orden para el cuerpo.

Científicamente se ha comprobado que el cerebro no diferencia entre lo que ve o lo que se imagina, para el cerebro las dos cosas son verdad. Por eso es que la palabra dice que debemos llamar lo que no es como si fuera, el débil diga fuerte soy. Joel 3: 10.la mujer del flujo de sangre antes de ser sana, ella ya se imaginaba,  y repetía si tan solo tocare el borde de su manto seré sana Mateo 9: 20-21. Jehová Dios utilizo este mismo sistema de imaginación para darle la promesa a Abraham. Génesis 15: 5 le dijo mira las estrellas del cielo así será tu descendencia, primero lo puso a imaginarse como seria su descendencia, y después le cumplió la promesa.

Los seres humanos en la etapa infantil, éramos más felices porque teníamos la capacidad de imaginarnos lo que queríamos ser o queríamos tener. Luego crecimos y nos hicieron creer que no es bueno vivir de sueños e imaginaciones.

Según como se mira o de acuerdo a lo que se ve o se imagina es como se activa cualquier parte del cerebro. Si te imaginas un delicioso pollo asado, o el alimento que a ti te gusta, tu cuerpo va a empezar a reaccionar de acuerdo a eso que te imaginaste. El masticar un chicle hace que el cerebro emita una interpretación errónea de alimento al estomago, y este suelte los jugos gástricos, causando en muchas ocasiones gastritis.

Los pensamientos o la imaginación determinan el estado de ánimo de una persona, si sus pensamientos son malos su estado de ánimo decae, si son positivos su estado de ánimo es levantado.

Si quieres mejorar tu estado de ánimo, imagínate, qué estas sano, que eres victorioso, que eres el mejor o la mejor, si tú piensas que no sirves para nada, nunca servirás y siempre serás un mediocre. Los pensamientos trasforman la estructura cerebral.

Mirar la riqueza de los malos te hace sentir lejos de Dios: 10: 1 -4“¿Por qué estás lejos, oh Jehová, Y te escondes en el tiempo de la tribulación?10:2 Con arrogancia el malo persigue al pobre; Será atrapado en los artificios que ha ideado.10:3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma, Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
10:4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.” 13: 1 “¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?”

No es que Dios se haya alejado, lo que pasa es que nuestra mirada muchas veces no está puesta en Cristo, sino en los problemas o en el triunfo de los demás.

Es necesario cambiar la dirección de nuestra mirada para poder ver de manera diferente, la cuestión está en cómo miro el problema. 11: 4 “Jehová está en su santo templo;
Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.” El problema muchas veces no está en las cosas, sino en cómo veo las cosas, como vemos el problema. Una historia cuanta que una fábrica de calzado muy reconocida, envió uno de sus vendedores a un pueblo de la india, cuando el llego se dio cuenta que nadie de los habitantes utilizaban calzado, inmediatamente tomo el teléfono y llamo a la fábrica diciendo: no envíen las cajas con zapatos, porque acá nadie los utiliza. Con el tiempo la fábrica volvió a mandar a otro de sus vendedores, el cual cuando llego se dio cuenta que nadie utilizaba zapatos, salió corriendo tomo el teléfono y dijo: ya no me manden dos cajas con zapatos; mándenme cuatro, acá nadie utiliza zapatos. En donde uno vio problemas el otro vio oportunidades.

Los sufrimientos nos hacen cobrar valor, o nos dan valía. 11: 5 “Jehová prueba al justo;
Pero al malo y al que ama la violencia, su alma los aborrece.” Dios prueba al justo, solo lo que es importante se prueba, si en una empresa le dan un mes de prueba a alguien es porque de alguna forma se interesaron en el.

Lo que miramos, o imaginamos alegra o entristece nuestra alma y se refleja en nuestra carne o nuestro cuerpo. 16: 9 “Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma;
Mi carne también reposará confiadamente;”

Cuando miramos las cosas hermosas que nos acontecen vuelve nuestra confianza con Dios. 17: 8 “Guárdame como a la niña de tus ojos;
Escóndeme bajo la sombra de tus alas,” 20: 7 “Estos confían en carros, y aquéllos en caballos; Mas nosotros del nombre de Jehová nuestro Dios tendremos memoria.”

Cuando aprendemos a confiar en Dios, no importa cuántas veces caigamos, no me refiero a pecado, sino a tropiezos que la vida nos puede deparar, a si mismo nos levantamos, en victoria. 20: 8 “Ellos flaquean y caen, Mas nosotros nos levantamos, y estamos en pie.”

CONCLUSION:

No quites tu mirada de Jesucristo, imagínate las maravillas de Dios, decláralas y empezaras a cambiar.