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EL PODER DEL ARREPENTIMIENTO
Octubre- 30- 2011- Salmos 51-54
	Poder significa: tener la capacidad, la facultad y la facilidad de hacer algo. El arrepentimiento no solo es una actitud o una forma de actuar. El arrepentimiento es un cambio de rumbo, y hacer que otros también lo cambien. Es tomar conciencia de lo que se está haciendo. El arrepentimiento es muy diferente al remordimiento o el sentir pesar por algo. Alguien puede ir por un camino darse cuenta que esta por el rumbo equivocado y solo decir. Que pesar, nos metimos por donde no era y seguir avanzando.

El arrepentimiento seria darse cuenta que esta por el camino incorrecto, detenerse, y dar vuelta para coger el rumbo correcto.

David escribe el salmo 51 después de haber caído en adulterio. Y ordenado  la muerte del  esposo de Betsabé

El propósito del arrepentimiento es lavarnos de toda inmundicia. V 2,7.  ” Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado; Purifícame con hisopo, y seré limpio; Lávame, y seré más blanco que la nieve” el pecado nos ensucia pero solo nos damos cuenta de ello cuando el espíritu de Dios opera en nosotros y nos redarguye. cuando no es así nos sentimos cómodos con la inmundicia. Y creemos que estamos bien, y que los equivocados son otros. Se cuenta que en una ocasión se reunieron varios animales de la selva para organizar una fiesta, pero nadie quería que el sapo este en ella, así que el león dice: haremos una fiesta con buena comida pero no invitaremos a ese animal de ojos brotados y verde, el conejo dice: si hagamos una fiesta pero no invitamos a ese animal de ojos brotados y todo verde, y así todos los animales hablaban echándoselas al sapo, entonces el sapo tomo la vocería y dijo: si  hagamos una fiesta hacemos buena comida y no invitamos a ese cocodrilo.

La palabra de Dios dice que las pasiones se desarrollan en nuestro corazón, es por esto que cuando nos arrepentimos lo que hace Jesucristo es arrancar el corazón manchado y darnos un nuevo corazón limpio. V 10 “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio,   renueva un espíritu recto dentro de mí.” Al tener un nuevo corazón limpio, también tenemos nuevos deseos, ya no tenemos que luchar en nuestras fuerzas por dejar el vicio o la adicción con la cual estábamos luchando nosotros. Ya no tengo que hacer un esfuerzo enorme por no pecar, lo que pasa es que ya no me nace pecar, el corazón sucio donde nacía todo ese mal ya no lo tengo.

Pero la única forma de llegar a un verdadero arrepentimiento es reconociendo nuestros pecados. V 3-4 “Porque yo reconozco mis rebeliones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
51:4 Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos; Para que seas reconocido justo en tu palabra, Y tenido por puro en tu juicio” Para que un enfermo acuda al médico es necesario que reconozca que está enfermo.

El reconocer nuestros errores nos lleva a la perfección, cuando yo reconozco que me equivoque también puedo corregir. El buscar culpables o excusas cada vez que nos equivocamos solo nos lleva a la mediocridad.

¿El arrepentimiento tiene el poder de darnos?

1. GOZO: V 8,12 “Hazme oír gozo y alegría, Y se recrearán los huesos que has abatido; Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente.” Una persona que vive en pecado vive en amargura, el sentimiento de culpa lo hace infeliz. El arrepentimiento nos vuelve la alegría  y podemos mirar de frente.

2. LIBERTAD: V 14-15 “Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación; Cantará mi lengua tu justicia. 51:15 Señor, abre mis labios, Y publicará mi boca tu alabanza.” El arrepentimiento me da autoridad moral para corregir a otros, me da libertad para hablar a otros de las maravillas de Dios. El pecado esclaviza. El pequeño Daniel visitaba a los abuelos en su granja. Sus padres le habían dado una cauchera para que cazara cuando estuviera en el campo.

Él practicó muchas veces, pero nunca pudo darle a su objetivo.  Ya un poco desanimado regresó a la casa para la cena.  Mientras caminaba de regreso, vio el pato más querido por su abuela, de manera impulsiva, le tiró una piedra con la resortera, le pegó al pato en la cabeza y lo mató.  Él estaba impresionado y consternado, en un momento de pánico escondió el pato muerto entre una pila de madera.  En ese momento, vio que su hermana Sara lo estaba observando. Ella lo había visto todo, pero no dijo nada.

Después del almuerzo del siguiente día, la abuela dijo: -Sara, vamos a lavar los platos. 
Pero Sara le contestó: -Abuela, Daniel me dijo que él quería ayudarte en la cocina.  Luego le susurró a su hermano: ¿recuerdas el pato?  Así que Daniel lavó los platos. 
Más tarde ese día, el abuelo les preguntó a los niños si querían ir a pescar, pero la abuela dijo: -Lo siento pero necesito que Sara me ayude a hacer las compras 
Sara sonrió y dijo: -Abuela, hay problema porque Daniel me dijo que quería ayudar con eso. Ella susurró nuevamente: ¿Recuerdas el pato?  Sara se fue a pescar y Daniel se quedó ayudando. Después de varios días en los cuales Daniel hizo tanto sus tareas como las de Sara, pero no pudo soportarlo más y finalmente le confesó a su abuela que él había matado el pato.  La abuela se arrodilló, le dio un abrazo y le dijo: -Hijo, yo lo sé. Yo estaba parada en la ventana y vi todo lo que pasó, y porque te amo, te perdono.  Sólo me preguntaba cuánto tiempo más permitirías que Sara te hiciera su esclavo.

Dios nos hace libres pero es necesario que nosotros nos sintamos libres, que creamos que ahora lo somos.

3. NOS RECONCILIA CON DIOS: V 11 “No me eches de delante de ti,
Y no quites de mí tu santo Espíritu.” Cuando estamos bien con alguien, con nuestra esposa(o) siempre queremos hablar con él o con ella, nos deleitamos de su presencia. Lo mismo pasa con Dios, cuando estamos bien con el nos da ganas de orar, de congregarnos, de estudiar su palabra.

          Solo los entendidos buscan a Dios. 53: 2 “Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, Para ver si había algún entendido Que buscara a Dios.” lo único que nos da entendimiento es el espíritu santo a través de la palabra.

4. NOS RECONCILIA CON NOSOTROS MISMOS: 52: 8 “Pero yo estoy como olivo verde en la casa de Dios; En la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre.” Si estamos bien con Dios estamos bien con nosotros mismos, nos sentimos radiantes, como nuevos.

Esto me permite adorarle a Dios por agradecimiento. 54: 6-7 “Voluntariamente sacrificaré a ti; Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. 54:7 Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.” Una persona agradecida es fiel por siempre.

5. NOS RECONCILIA CON LOS DEMAS: si estamos bien con Dios, estamos bien con nosotros mismos como consecuencia podemos estar bien con los demás.

CONCLUSION:

Solo el arrepentimiento, y el corregir nuestros actos nos permiten vivir una vida de plenitud, y gozo. con Dios y con los demás.